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El origen de esta forma de preparar los alimentos nos remonta a los primeros tiempos de la humanidad. Hasta el descubrimiento del fuego el hombre no tuvo otra solución que alimentarse de crudos. Creo que no hay duda y eso dicen los estudiosos del tema, que lo primero que comió el ser humano, fue carne asada o mejor podríamos decir requemada en un incendio.

Se dice que la parrilla fue desarrollada cuando al colocar una cerca que rodeaba un fastuoso «château (casas o castillos)», el herrero se equivocó en el cálculo. El barón dueño de la propiedad se habría negado a pagar al fabricante el hierro sobrante y, en venganza, el herrero habría utilizado la reja sobrante como soporte para cocer carne frente al castillo. El aroma habría enloquecido al barón a tal punto de acceder a desembolsar los 2 ducados que adeudaba, por lo que obtuvo la reja-parrilla en pugna. Imagen
Hacia fines del siglo XIX, en los alrededores del Río de la Plata (Argentina), se utilizaban rejillas de hierro forjado para tensar los cueros mientras se secaban. Se atribuye a los gauchos de esa época el uso de esta herramienta para asar las carnes que sobraban de los animales faenados.
Después de una ley de amnistía dictada en 1832 en Uruguay, miles de presos comunes y prisioneros políticos vieron nuevamente la luz. En la cárcel de Colonia del Sacramento el festejo desembocó en escándalo cuando se comenzó a destruir la cárcel. En pocas horas, una banda de cuatreros amnistiados se agenció algunos vacunos de vecinos de la zona. Un convicto arrancó la puerta de su propia celda e improvisó la primera parrilla moderna, cuyos resultados compartieron liberados, policías y transeúntes